Adicciones y salud mental: ¿el huevo o la gallina?

Nadie podría decir qué viene primero: la adicción a una sustancia o la falta de bienestar mental. Explora más sobre la complicada relación entre estas dos circunstancias en nuestro último blog.
Publicado el
5/4/2024

En los últimos años, hemos sido testigos de un detrimento del tradicional estigma con el que se percibía a las personas que enfrentan una enfermedad mental. En muy poco tiempo, pasamos de ver a estas personas como «locos», «débiles» o «enfermos sin remedio» a entender la importancia de la salud mental y las dificultades que representa padecer algún tipo de trastorno emocional, psicológico o psiquiátrico. Tristemente, este cambio de visión parece no haber alcanzado a las personas que se enfrentan a las adicciones. No obstante, la línea que separa las enfermedades mentales y las adicciones es tan delgada que puede ser complicado distinguirla. 

Quizá la falta de comprensión de las adicciones surge en cierta medida de la idea de que la gente consume drogas por diversión y entretenimiento. La realidad es que existen múltiples razones por las que una persona llega a consumir sustancias psicoactivas. Por supuesto, la curiosidad, la rebeldía y la influencia de ciertas amistades pueden tener cierto impacto en la decisión de consumirlas. Sin embargo, el Informe sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México de 2021 encontró que durante la pandemia por COVID-19 las razones para el consumo de sustancias estaba más bien relacionada con una ausencia de bienestar emocional, siendo las causas principales para el consumo el estrés, la ansiedad y el aislamiento con un 17.7%, 15.9% y 14.7% respectivamente. Mientras que la curiosidad y las ganas de experimentar solo se presentaron en un 1.8% y 1.4% de la población.

Para empezar a desenmarañar las formas en la que la salud mental y las adicciones están ligadas, es fundamental que entendamos que la adicción es, en sí misma, una enfermedad mental conocida como Trastorno por Consumo de Sustancias (TCS). La Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) define este padecimiento como «un padecimiento que se define como el uso problemático de una sustancia como alcohol, drogas o medicamentos recetados. El individuo consume intensamente y a pesar de las consecuencias dañinas. Esto afecta su capacidad de funcionar día a día». Así pues, la adicción puede desarrollarse a partir de la ingesta de sustancias tan legales como el alcohol y el tabaco hasta drogas ilegales como la marihuana, la cocaína, la heroína y un sinfín más. La velocidad y el riesgo de dependencia varían según la sustancia, no obstante, todas estas sustancias pueden exponer a una persona a un TCS.

Al contrario de lo que apunta la creencia popular que sugiere que las personas desarrollan adicciones simplemente por haber tomado la decisión de consumir drogas, existen algunos factores fuera del control de un ser humano que pueden hacer a una persona más propensa a desarrollar un TCS. La genética y la exposición temprana al trauma son dos de las causas más relevantes en este sentido, ya que entre el 40% y el 60% de la vulnerabilidad de una persona a caer en una adicción se atribuye a los genes. Asimismo, diversos estudios sugieren que el ambiente en el que crece una persona puede impactar, incluso a un nivel molecular, la facilidad con la que esta puede generar una adicción. 

Ahora bien, a pesar de que es cierto que una falta de bienestar emocional puede llevar a una persona a desarrollar un TCS, la interacción con las sustancias psicoactivas puede provocar alteraciones más profundas en la salud mental a largo plazo. El uso regular de cannabis, por ejemplo, aumenta el riesgo de ansiedad o depresión. Además, algunos expertos apuntan que existe una fuerte correlación entre el consumo de cepas de marihuana más intensas y el desarrollo tanto de psicosis como de esquizofrenia. Asimismo, las drogas estimulantes, como la cocaína, pueden provocar depresión, ansiedad y paranoia. El éxtasis, por su parte, está relacionado con problemas de memoria.

Ya sabes un poco más sobre la complicada relación entre la salud mental y las drogas, pero ¿ahora qué? ¿Qué puedes hacer si estás lidiando con una adicción? Pues bien, lo primero es identificar si efectivamente hay un problema en tu consumo de sustancias. A continuación te dejamos una lista de los síntomas más comunes de un TCS:

  • Necesidad de consumir la droga diariamente o varias veces al día.
  • Dificultades para pensar en otra cosa que no sea el consumo.
  • Elevar la dosis para sentir el efecto.
  • Consumir mayor cantidad de lo que se pensaba originalmente.
  • Siempre asegurar la disponibilidad de la droga.
  • Comprar droga, incluso cuando no se puede costear.
  • Reducir el tiempo de trabajo o socialización para consumir.
  • Continuar consumiendo a pesar de ver los daños que produce.
  • Realizar actividades peligrosas bajo influencia de la sustancia o para conseguirla. 
  • No poder dejar de consumirla a pesar de varios intentos.
  • Experimentar síntomas de abstinencia.

Si esta lista de síntomas resuena contigo, esto no significa que todo está perdido. Al contrario. Hay muchísimas herramientas a tu disposición para ayudarte a recuperarte de esta enfermedad:

  1. Busca un grupo de ayuda: colectivos como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos te ayudarán a entender mejor tu adicción y te apoyarán durante tu recuperación. Rodearte de personas que atraviesan por lo mismo será tu ancla para dejar la sustancia.
  2. Encuentra ayuda médica profesional: algunas adicciones requieren de asistencia médica psiquiátrica o medicamentos que alivien el síndrome de abstinencia. Una de las formas de encontrar un profesional es a través de tu grupo de ayuda. 

Asiste a terapia: la terapia cognitivo-conductual puede serte de gran ayuda en tu proceso de recuperación. Además, existen diversas formas accesibles para obtenerla. Mindsurf, por ejemplo, cuenta con una amplia red de terapeutas que podrán guiarte en tu camino hacia el bienestar integral.

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