¿Te ha pasado que sientes que no hay fuerza humana que pueda levantarte de la cama? ¿Pasas horas frente a la computadora sin poder concentrarte? ¿Estás cansado todo el tiempo y cuando llega la noche no puedes dormir? ¿Te cuesta trabajo comer aunque sea un bocado? ¿Te sientes vacío por dentro y nada tiene sentido? Estas sensaciones que tienes son muy comunes cuando se experimenta depresión, un trastorno que afecta a 1 de cada 15 adultos y que vivirán 1 de cada 6 personas en algún momento de su vida, según la Asociación Americana de Psiquiatría.
La depresión es un desorden mental serio que impacta negativamente nuestro estado de ánimo, nuestros pensamientos y nuestras acciones. Sus síntomas pueden incluir pérdida de interés por actividades que antes disfrutábamos, problemas de sueño (falta o exceso), pérdida de energía, fatiga, dificultad para concentrarse, pensamientos constantes alrededor de la muerte, irritabilidad, explosiones de enojo, pérdida de apetito, ansiedad, movilidad alentada y sentimientos de tristeza, culpa o pérdida de valor. Cuando estas sensaciones no son comunes en la persona que las está experimentando y duran más de dos semanas, es probable que se esté enfrentando a una depresión.
Las causas de la depresión varían de persona a persona, pero generalmente este desorden se debe a desbalances químicos del cerebro, tendencias genéticas, personalidad y factores circunstanciales del entorno. En cuanto a los desbalances químicos, un desequilibrio de los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina puede contribuir al desarrollo de este trastorno. Por su parte, la genética puede influir considerablemente en su surgimiento. Tener un padre, madre o hermano con esta aflicción nos hace tres veces más propensos a padecerla, según la Clínica de Cleveland. Por otra parte, poseer una baja autoestima, estresarse con facilidad y tener una personalidad pesimista puede ayudar a la evolución del trastorno. Finalmente, crecer y vivir en un ambiente de violencia, negligencia, abuso o pobreza nos hace más vulnerables a esta enfermedad.
Afortunadamente, la depresión es uno de los trastornos de salud mental más tratables, y la mayoría de las personas que lo atienden pueden reducir considerablemente sus síntomas. Pero para esto, tu profesional de salud mental primero deberá realizarte una evaluación para encontrar tu diagnóstico. A partir de entonces, podrá identificar la causa primaria de la depresión que padeces y diseñar tu plan de tratamiento. En algunos casos, asistir a terapia psicológica es suficiente, pero en otros es necesario acudir con un especialista en psiquiatría que evalúe la necesidad de incluir antidepresivos a tu tratamiento.
Además, hay otras cosas que puedes hacer para ayudar a tu recuperación. Salir a caminar, tomar el sol, hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta sana te será de gran utilidad durante tu proceso. De igual forma, evitar el alcohol y otras sustancias que deprimen el sistema nervioso puede aliviar tus síntomas.
Acudir a tu red de apoyo también es fundamental: hacerle saber a las personas cercanas a ti que estás atravesando un momento difícil en tu vida ayudará a que te procuren y tomen en cuenta tu situación. Esto lo puedes hacer simplemente comunicando lo que sientes, pero si te cuesta mucho trabajo, acércate a personas que estén viviendo lo mismo que tú para que te compartan sus estrategias.
En Mindsurf encontrarás grupos de apoyo, planes diseñados específicamente para ayudar con la depresión y otras herramientas creadas para salir del vacío. Y recuerda: este sentimiento no durará para siempre.