A pesar de los avances que hemos tenido como sociedad en cuanto a salud mental, esta sigue siendo un tabú para muchísimas personas. La desinformación y el desprecio hacia la psicología ha creado mitos y conceptos erróneos que nos pueden disuadir de ir a terapia y buscar formas de mejorar nuestro bienestar emocional. Para romper con estas concepciones falsas, hemos decidido explorarlas una por una:
Mito 1: Solo los locos y los débiles van al psicólogo.
Realidad 1:
Por miles de años, la etiqueta «loco» se ha utilizado para desestimar las dificultades emocionales y mentales completamente naturales de los seres humanos. Sin embargo, la mayoría de los problemas de salud mental a los que se enfrentaron nuestros antepasados pudieron haberse resuelto con ayuda de la psicología. Además la mayor parte de las personas que asisten a terapia son adultos estables, inteligentes y hábiles que buscan ayuda para manejar problemas mentales y emocionales, como el estrés y la tristeza, que nada tienen que ver con la locura. Por si fuera poco, pedir ayuda requiere de una gran fuerza y valentía, por lo que nadie podría llamarles débiles por no negar las dificultades que enfrentan.
Mito 2: ¡No necesito terapia! ¡Yo sí tengo amigos!
Realidad 2:
Si bien los amigos pueden ofrecer apoyo y contención durante momentos difíciles, nuestras amistades no cuentan con las herramientas necesarias para abordar nuestros problemas de raíz y ayudarnos a salir de ellos. Por supuesto que es esencial contar con una red de apoyo, pero esta tiene sus limitaciones. Asimismo, existen circunstancias en las que nuestros allegados en lugar de darnos una mano para salir del hoyo, pueden estar incitando a que repitamos las mismas conductas. Recuerda que los terapeutas son profesionales entrenados para diagnosticar y tratar una variedad de problemas cognitivos, emocionales y conductuales que nuestros amigos no podrían.
Mito 3: No necesito un psicólogo porque yo no tengo problemas.
Realidad 3:
Cientos de personas van a terapia aunque aparentemente no haya nada mal en sus vidas. No es necesario tener un problema específico para querer mejorar nuestro estilo de vida y encontrar el bienestar emocional. Algunas personas buscan en la terapia herramientas para aprender a comunicarse mejor, para organizar sus prioridades, para saber cómo lidiar con el estrés, para tener una mejor relación con las personas que los rodean y miles de cosas más. Para ir a terapia solo es necesario una cosa: tener la voluntad de cambiar algo.
Mito 4: La gente que va a terapia va para siempre
Realidad 4:
Distintos tipos de terapia requieren distintos períodos de asistencia. Aunque existen enfoques como el psicoanálisis donde se espera que el paciente se presente con regularidad por varios años, existen otros ––como la terapia cognitivo conductual–– que abordan temas específicos y que llegan a su fin una vez que se han cumplido los objetivos. Por supuesto, depende de la persona en terapia, sus metas y de la aproximación del terapeuta, pero en algunos casos incluso es posible fijar un número determinado de sesiones para lidiar con una situación específica.
Mito 5: La terapia es carísima
Realidad 5:
¡No siempre! Claro que existen terapeutas especializados cuyas cuotas sobrepasan las posibilidades de muchas personas. Sin embargo, existen asociaciones y plataformas como Mindsurf donde puedes acceder a una red de especialistas en salud mental a un precio accesible. Afortunadamente, el mundo es enorme y es posible encontrar terapeutas con todo tipo de cuotas. Con Mindsurf, por ejemplo, puedes elegir el plan que más se acomode a tus necesidades y disfrutar de un sinfín de herramientas que te ayudarán a alcanzar tus metas.