La salud mental empieza con los niños

El cuidado de la salud mental no debería ser una cosa que aprendemos hasta que llegamos a ser adultos. Aquí te compartimos algunas de las problemáticas de salud mental que pueden experimentar los niños y cómo ayudarlos.
Publicado el
4/3/2024

Durante siglos y siglos, la salud mental de los niños ha sido pasada por alto porque los niños «son de goma», «son solo niños» y «ya crecerán». Sin embargo, los pequeños son seres humanos complejos, con emociones válidas y envueltos en circunstancias tan complicadas como las que atravesamos los adultos. Con toda la información que actualmente poseemos sobre la importancia del bienestar emocional, ha llegado el momento de voltear la mirada y fijarnos en aquellos que más nos necesitan.

Enseñarles a los pequeños habilidades socioemocionales y la importancia de la salud mental es tan fundamental como la instrucción matemática y lectora para facilitar su inclusión en el mundo tanto adulto como laboral. Esto se debe a que contar con conocimientos sobre el manejo de la salud mental no solo es esencial para que tengan el bienestar emocional que requieren para poder completar su formación académica con éxito, sino que también les proporciona herramientas de autocuidado que les ayudarán a generar autonomía.

Como padres, madres, tíos, abuelas, maestros o cuidadores de un infante, es crucial que prestemos atención a los comportamientos de los niños que nos rodean para advertir cambios y ayudarles a desarrollar estas herramientas fundamentales para su desarrollo integral. A pesar de la enorme resiliencia de los pequeños, estos no están exentos de padecer desórdenes mentales. Según los expertos, entre las condiciones más comunes que afectan a niños se encuentran la depresión infantil, los desórdenes de ansiedad, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los trastornos del espectro autista, los trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos alimenticios. 

Los niños apenas se encuentran en vías de desarrollar la habilidad para reconocer sus propias emociones, los factores que las afectan y la capacidad para pedir ayuda en este aspecto. Por eso, es imperante que nos mantengamos atentos a cualquier alteración en sus personalidades y rutinas. Ahora bien, sabemos que es imposible mantenernos constantemente tachando los síntomas de cada uno de los trastornos que pudieran padecer. Así que, para facilitarte la tarea, aquí te dejamos algunos de las señales de alerta más importantes:

  • Tristeza que persiste por dos semanas o más
  • Aislamiento
  • Autolesiones
  • Intenciones verbales de lastimar a otros
  • Menciones sobre la muerte o el suicido
  • Explosiones emocionales fuera de control
  • Irritabilidad extrema
  • Cambios drásticos en humor, comportamiento o personalidad
  • Cambios en los hábitos alimenticios
  • Cambios de peso
  • Dificultades para dormir
  • Dolores de cabeza o estómago frecuentes
  • Dificultad para concentrarse
  • Disminución en el rendimiento académico

Si notas alguna de estas señales en algún pequeño, puedes intentar platicar con él para entender qué es lo que está sintiendo y cuál es la situación que está generando estos síntomas. Asimismo, puedes contactar a un especialista en psicoterapia infantil para tratar afecciones que podrían escalar. También hay algunas cosas que puedes hacer para ayudarlo a generar herramientas de autocuidado emocional. Aquí te dejamos algunas:

Autocuidado del cuerpo:

Enseñarles a cuidar del cuerpo que habitan con nuestro ejemplo e invitarles a hacer lo mismo es fundamental para que adquieran hábitos saludables y refuercen su autoestima. Bañarse, lavarse los dientes, hacer ejercicio, comer de forma saludable y hasta tomar agua  pueden ser actividades divertidas y placenteras si las enmarcamos de esta forma.

Autocuidado de la mente:

La meditación, los ejercicios de respiración y las afirmaciones no son actividades exclusivas para los adultos. Enseñarle a nuestros pequeños a recurrir a estas herramientas regularmente o cuando se sienten abrumados les abrirá un mundo de posibilidades y les ayudará a desarrollar su autorregulación. Por ejemplo, realizar tu meditación diaria de Mindsurf con tu niño es una gran forma de fortalecer el vínculo mientras le enseñas a liberarse de pensamientos invasivos.

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